Cada año, Tabasco vive uno de sus eventos más esperados: la feria estatal. Un evento que inicia con una de sus tradiciones más queridas: la elección de la Flor Tabasco, que representa a los municipios y da inicio oficial a las celebraciones.
Sin embargo, lo que debería ser una experiencia rica y ordenada para todos los sectores culturales y de entretenimiento, se ha convertido en una mezcla saturada de actividades: conciertos, teatro, gastronomía, exposiciones académicas, ferias de emprendimiento, cine, danza, tecnología… todo al mismo tiempo, en el mismo lugar y en muy pocos días.
¿El resultado? Caos logístico, públicos mezclados que no comparten intereses, actividades que pasan desapercibidas y una experiencia agotadora tanto para los visitantes como para los expositores.
En otras ciudades, la solución ha sido clara: descentralizar. Mantienen su feria principal con los eventos emblemáticos (como en nuestro caso la elección de la Flor), pero dividen el resto del calendario cultural en ferias especializadas a lo largo del año. Así, hay ferias exclusivas para libros, otras para cine, otras para negocios, etc.
¿Por qué no aplicar lo mismo en Tabasco?
La Flor Tabasco puede seguir siendo el corazón de la feria —un símbolo de identidad y orgullo estatal—, pero el resto de las actividades pueden ser reorganizadas en un calendario anual que brinde a cada sector cultural su propio espacio, tiempo y audiencia.
Esto permitiría:
- Una mejor experiencia para el visitante.
- Mayor visibilidad para cada disciplina cultural o comercial.
- Impulsar la economía local durante todo el año.
- Evitar la saturación de espacios y recursos.
No se trata de quitar lo tradicional, sino de evolucionar la forma en que celebramos nuestra identidad. Tabasco tiene el talento y la diversidad cultural suficiente para brillar más de una vez al año.